La crisis económica provocada por la caída del sector de la construcción, la escalada del petróleo y la restricción crediticia entra de lleno en los Presupuestos Generales del Estado para el 2009 con un déficit del 1,5% del PIB.
La situación económica de España, afectada de gravedad por la crisis, ha obligado al Ejecutivo en Consejo de Ministros a aprobar una ley de Presupuestos Generales del Estado para 2009 con un déficit del 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB), si bien, se enfatizará en ellos la necesidad de la recuperación económica priorizando el gasto en infraestructuras y en Investigación científica, desarrollo e innovación tecnológica y favoreciendo a la población sensible, como es aumentando el gasto en desempleo, en la ley de dependencia y en las pensiones.
La crisis económica española tiene su origen en tres impactos que han llevado a aumente la tasa de desempleo, a que se reduzca de forma contundente el crecimiento económico y a que se dispare la inflación. Estas tres causas fundamentales son la restricción crediticia, las escaladas en el precio del petróleo, y la brusca caída del sector de la construcción.
La restricción crediticia es debida a la desconfianza interbancaria, nacida de las hipotecas subprime en Estados Unidos. Los bancos no se fían unos de otros, por si se encuentran infectados por el virus de las hipotecas subprime, el dinero no fluye con normalidad, escasea y es más caro. Los bancos aumentan los controles y reducen los riesgos a la hora de conceder créditos.
El petróleo ha llegado a cotizar a más de 147 dólares el barril. Aunque también ha bajado y ahora ronda los 100 dólares, pero su comportamiento es muy volátil en estos momentos de grandes turbulencias financieras, lo que perjudica la confianza, tan necesaria para que se invierta en las empresas y estas crezcan. El petróleo por si solo ha sido capaz de provocar graves tensiones inflacionistas y de alterar gravemente la economía, y no hay que olvidar que España es un país muy dependiente del petróleo.
La caída del sector de la construcción ha tenido graves consecuencias. Hay que tener presente que la construcción era el sector motor generador de crecimiento económico y de empleo y al dejar de funcionar ha traído graves perjuicios. Una oferta excesiva y creciente de viviendas respecto a la demanda, un encarecimiento de la vivienda a un ritmo vertiginoso, unos altos tipos de interés y ahora una importante restricción en el crédito han llevado al estallido de la burbuja inmobiliaria, con un ajuste fuerte e intenso.
El Gobierno lanza señales de optimismo, con previsiones de un inicio de la recuperación económica en el segundo semestre de 2009. En este sentido los presupuestos generales del Estado para el siguiente ejercicio, apuestan por las infraestructuras y por la inversión en Investigación científica, desarrollo e innovación tecnológica (I+D+i).