La electricidad es un recurso indispensable pero que conviene utilizarla racionalmente para ahorrar en nuestra factura. Existen muchos malos hábitos que contribuyen a incrementar su consumo y conviene cambiarlos por otros más ahorrativos. Muchas veces se utilizan los aparatos de aire acondicionado con temperaturas más bajas de lo necesario, incluso llegando a pasar frío en pleno verano, o por comodidad o descuido dejamos luces de habitaciones encendidas. Día a día vamos aumentando innecesariamente el consumo energético y contribuyendo a aumentar la factura gracias a estos hábitos tan poco aconsejables.
Si nos importa nuestra economía, es conveniente seguir una serie de consideraciones con respecto a la utilización de la electricidad.
Las bombillas convencionales, son las que más consumen y además son las menos duraderas. Es conveniente sustituirlas por halógenas de bajo voltaje y lámparas fluorescentes compactas sin reactancia radiactiva. Por cada bombilla incandescente que sustituyamos por estas otras de bajo consumo habremos ahorrado una cantidad importante de dinero contando todo su tiempo de duración. Los tubos fluorescentes ofrecen mucha luz a poco precio, conviene no encenderlos y apagarlos si vamos a utilizarlos en cortos periodos de tiempo. Si vamos a tardar menos de 20 minutos en volver a una estancia con tubo fluorescente conviene no apagarlo. Nos resultaran de este modo más duraderos.
Televisión, video, dvd, ordenador... resulta muy conveniente apagarlos cuando no se utilizan. No apagarlos con el mando a distancia, porque siguen consumiendo energía.
En cuanto a la temperatura de la calefacción, es conveniente buscar la temperatura ideal y no excedernos. Cada grado por encima de lo necesario supondrá un gasto energético adicional. Igualmente debemos saber que cada grado que bajemos en el aire acondicionado supone más coste. Hay que encontrar la temperatura ideal para tener un ambiente confortable sin utilizar una temperatura excesivamente baja.
La luz natural, es gratis, ¡faltaría más! Así que conviene utilizarla todo el tiempo que sea posible. Hay que evitar el mal hábito de tener luces encendidas cuando existe plena luz natural, en habitaciones en las que tengamos las cortinas o persianas bajadas. Y si no estamos en alguna habitación, las luces deben estar apagadas en ella.
Los electrodomésticos cuentan con una etiqueta que nos informa de su eficiencia energética. Esta se clasifica con letras, desde la A a la G. Los electrodomésticos de la clase G son los que más consumen y los de la clase A los que menos, por eso se dice que los electrodomésticos de la clase A, protegen la naturaleza.
El lavavajillas consume mucha energía, ya que tiene que realizar muchas funciones, como las de calentar el agua, mover el agua y girar las aspas. Es conveniente utilizarlo cuando este totalmente lleno para aprovechar su utilización. Los lavavajillas bitermicos consumen menos ya que no tienen que calentar el agua, esta ya viene del calentador y se reduce el tiempo de lavado.
En la lavadora resulta muy útil tener la posibilidad de elegir un ciclo de agua económico y corto, las lavadoras de carga frontal gastan menos energía que las de carga superior y realizar pruebas para comprobar si utilizando agua fría o tibia es suficiente. Para ello deberemos adquirir un buen detergente que nos deje la ropa limpia, gastando poca energía evitando la utilización de agua caliente.
La nevera es el electrodoméstico más caro en cuanto a gasto de energía. En la actualidad contamos con la ventaja de los frigoríficos no frost, que evitan formar hielo o escarcha que contribuyen a no enfriar el interior del frigorífico. Hay que regular el frío, según nos informe el fabricante. Cada grado de frío innecesario esta relacionado con más consumo energético. No hay que introducir alimentos calientes en el frigorífico, no abrirlo innecesariamente y procurar que permanezca abierto el menor tiempo posible.
Al igual que no debemos abrir innecesariamente el frigorífico, no es conveniente abrir el horno si no hace falta, bajaran los grados de temperatura considerablemente. Las ollas a presión consumen menos energía. Unos 3 o 4 minutos antes de haber terminado de cocinar podemos apagar el horno y aprovechar la energía residual para conseguir dejar el alimento en su punto sin consumir energía.
Todos estos buenos hábitos contribuirán a bajar considerablemente nuestras facturas de electricidad y supondrá un ahorro anual considerable.