El petróleo parece no tener límites. No solamente no deja de subir continuamente, sino que cada vez lo hace más rápido. En los últimos meses del 2007 existía la preocupación de que el petróleo superara la barrera psicológica de los 100 dólares, pues bien, esa cifra ya no preocupa, pues durante 2008 el crudo no ha dejado de encarecerse y esta última semana cosecha nuevos máximos históricos superando los 130 dólares por barril. Actualmente dos parecen ser las principales preocupaciones en referencia al petróleo que lo impulsan al alza: la debilidad del dólar frente a la moneda de la Eurozona y el temor de que la oferta no pueda satisfacer a la demanda en los próximos años. Además desde la OPEP se señalan diferentes causas de la escalada, como por ejemplo, los especuladores.
El petróleo referente para Estados Unidos, el Intermedio de Texas, ha terminado la semana a 132,19 dólares, lo que significa un 4,5% más que la anterior semana que termino en 126,29. El referente en Europa, el barril de Brent, termina la semana a 131,57 dólares por barril, lo que se traduce en un 5,2% más que el cierre en la anterior semana a 124,99 dólares.
La OPEP considera que el encarecimiento del petróleo no tiene relación con la oferta o la demanda, sino con la especulación y con la debilidad del dólar, por lo que no consideran necesario un aumento de la producción.
Abdalá el-Bradi es el secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y ha señalado que el mercado financiero debe poner límites a los especuladores. Estos son para el secretario de la OPEP los causantes de la volatilidad de los precios del petróleo. El-Bradi entiende que el nuevo encarecimiento no está pues relacionado por falta de oferta mundial de petróleo y ha expuesto las tres principales fuerzas causantes de la escalada del crudo: la depreciación de dólar (ya que el 72% de las transacciones del crudo se tratan en dólares), la recesión económica sufrida en Estados Unidos y los especuladores.
Esperemos ver pronto una luz a la actual situación que vislumbra un horizonte económico muy pesimista. El encarecimiento del petróleo, de las hipotecas y la subida de los alimentos básicos, está minando de forma importante el poder adquisitivo de los consumidores.